Retina

Retina

Sabbioni Oftalmología

Desprendimiento de retina

Es la capa de tejido sensible a la luz que se encuentra en la parte posterior globo ocular. Las imágenes que pasan a través del cristalino del ojo se enfocan en la retina. La retina convierte entonces estas imágenes en señales eléctricas y las envía por el nervio óptico al cerebro.

El desprendimiento de retina es una enfermedad en la cual se produce la separación de la retina interna de su epitelio pigmentario. La frecuencia de esta enfermedad es baja: aproximadamente 1 cada 10.000 habitantes por año. Es una enfermedad que pone en riesgo el futuro visual del paciente. Puede aparecer hasta en un 15 % de riesgo en ambos ojos y puede presentar predisposición familiar.

  • Miopía (puede aumentar hasta 10 veces el riesgo dependiendo del grado de miopía).
  • Traumatismos oculares.
  • Cirugía ocular con complicaciones
  • Diabetes Mellitus dando la Retinopatía Diabética.
  • Pacientes prematuros.
  • Degeneraciones retinales periféricas (congénitas)
  • Tumores Oculares (melanoma de coroides)
  • Enfermedades generales con compromiso ocular.

Los síntomas pueden comenzar lentamente y sin que el paciente lo advierta, dado que es una enfermedad indolora. Los síntomas característicos son:

  • Miodesopsias o moscas volantes: Son pequeñas opacidades que el paciente repentinamente puede advertir en su campo visual.
  • Fotopsias o relámpagos luminosos: se perciben en forma de destellos luminosos.
  • Defecto en el campo visual: se lo refiere como una mancha oscura o la aparición de un telón negro.
  • Disminución de la agudeza visual: esto depende de si está comprometida la mácula o no en el desprendimiento.

Todo paciente que presente alguno o la combinación de estos síntomas debe realizarse un examen oftalmológico que incluya un fondo de ojo. Más aún, si presentara alguno de los factores de riesgo antes mencionados ( Ej: Miopia).

La retina se evalúa principalmente realizando el fondo de ojo. Este lo realiza el médico oftalmólogo, para el cual se necesita una previa dilatación pupilar para su mejor visualización. En la actualidad muchos existen muchos estudios complementarios que se solicitarán para estudiarla la retina. Entre ellos se encuentran la ecografía ocular, el electroretinograma, la retinofluoresceínografía, la tomografía de coherencia óptica u OCT y el Angio-OCT. Cada uno será solicitado por el oftalmólogo según cada caso clínico a tratar.     

El desprendimiento de retina se considera una urgencia oftalmológica y debe ser tratado en el menor tiempo posible desde su inicio.

El tratamiento y la técnica seleccionada para su reparación depende principalmente de la causa, del tipo de desprendimiento, del estado de la retina, del tiempo de evolución de la enfermedad. Eso lo decidirá el oftalmólogo a cargo.

Entre los tratamientos que existen actualmente están:

  1. Retinopexia neumática: es la colocación de una burbuja de gas dentro del globo ocular.
  2. Fotocoagulación con Laser: se realiza con láser de argón.
  3. Crioterapia: mediante una criosonda, se aplica frio en la zona del desgarro o rotura retinal.
  4. Explante escleral:es un procedimiento quirúrgico en el cual se coloca una banda o anillo de silicona por fuera del globo ocular.
  5. Vitrectomia: es la intervención quirúrgica, mas invasiva, por la cual usando instrumentos especializados, se ingresa a la cavidad vítrea.
  6. En casos complejos se puede realizar una combinación de los procedimientos descriptos.

El pronóstico viasual de un desprendimiento de retina es siempre reservado y dependerá del tipo de desprendimiento, de los factores de riesgo, de la magnitud del mismo, de su localización, del tiempo de evolución, y de su causa.

Intervenido a tiempo, la gran mayoría (90%) responde adecuadamente, mientras que un 10 % puede necesitar una o más reintervenciones.

Luego de la cirugía, la visión mejora gradualmente en el transcurso de dias o semanas o meses.

Obstrucciones vasculares de la retina

Son aquellas en la cual una vena o una arteria se ocluyen y generan una disminucíon aguda o sub-aguda de la visión.

Las oclusiones pueden ser de una arteria o de una vena de la retina.

La oclusión venosa retiniana (son las más frecuentes) puede ser:

  • Oclusión venosa de rama: solo se afecta una rama vascular venosa.
  • Oclusión de vena central de la retina: se afecta la vena principal, lo cual genera un cuadro más grave y habitualmente peor visión.

Por lo general, la vena se ocluye por distintas causas locales o sistémicas, entre las que se incluyen:

  • Edad avanzada: el 50% de los casos ocurre en pacientes de más de 65 años.
  • Enfermedades sistémicas como Hipertensión Arterial, Hiperlipidemia, Diabetes, Obesidad, Tabaquismo.
  • Presión Intraocular aumentada (aumenta riesgo de oclusión de vena central).

El síntoma más frecuente es una disminucíon aguda o sub-aguda de la visión.

La agudeza visual va a depender del compromiso de la mácula (zona central de la retina) siendo el edema macular la complicación que causa la mayor disminución de visión en esta enfermedad.

El principal método diagnóstico es la evaluación de la Agudeza Visual, presión ocular y un completo fondo de ojo para visualizar la retina.

El médico oftalmólogo diferenciará una oclusión venosa es de rama o de vena central, basándose en signos típicos de cada una.

Como método de diagnóstico complementario se puede solicitar:

  • Angioflueresceinografia: estudia toda la circulación retinal normal y patológica.
  • Tomografía de Coherencia Óptica (OCT): evalúa y mide el edema macular.

Sí. Dentro de las posibilidades terapéuticas hoy en dia encontramos:

  • Fotocoagulación con láser de argón
  • Inyección intravitrea-intraocular de antiangiogenicos.
  • Inyección intravitrea de implante de corticoide de liberación lenta (Dexametasona)

La terapéutica a instaurar depende del tipo de oclusión venosa y de muchos factores propios del paciente como glaucoma, catarata, diabetes, entre otras.

El oftalmólogo evaluará y sugerirá el tratamiento adecuado en base a cada caso en particular según los hallazgos obtenidos.

Es mejor el pronóstico en una oclusión de rama y si no hay edema macular. Siendo peor si el compromiso es de la vena central.

Con una detección precoz, un buen control de todos los factores de riesgo y un tratamiento adecuado en tiempo y forma, se pueden lograr buenos resultados.

Las complicaciones principales de las oclusiones venosas son el edema macular crónico (con muy mala agudeza visual) y la neovascularización retinal y del segmento anterior del ojo pudiendo generar un glaucoma neovascular.

Este último cuadro es de muy mal pronóstico visual.

Como su nombre lo indica, las oclusiones arteriales ocurren cuando se ocluye una arteria retinal.

Son mucho más infrecuentes que las oclusiones venosas.

También pueden ser:

  • Oclusión de rama de arteria retinal.
  • Oclusión de arteria central de la retina.

La causa principal de las oclusiones retinales es la trombosis relacionada con aterosclerosis (80% de los casos). Otras causas con el embolismo carotideo, el embolismo cardiaco, la arteritis de células gigantes y los trastornos trombofilicos

En una oclusión de rama, el principal síntoma es un defecto en el campo visual que se presenta de forma aguda e indolora. La disminución de agudeza visual es variable.

La oclusión de arteria central se presenta con una pérdida aguda de la visión.

Principalmente con la realización de un fondo de ojo. Como complemento de puede solicitar una Angioflueresceinografia y un OCT.

En ambas oclusiones, el pronóstico visual es malo.

Las oclusiones arteriales se consideran una emergencia oftalmológica porque causa una pérdida de visión irreversible si no se reestablece la circulación antes del infarto retinal.

El tratamiento inicial consiste en masaje ocular para intentar que el embolo que provoca la obstrucción se desplace.

Otros métodos como los farmacológicos por vía oral o la punción de cámara anterior serán evaluados por el oftalmólogo al momento de la consulta.

Retinopatía Diabética

La retinopatía diabética es una complicación ocular de la diabetes que está causada por el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina. El daño de los vasos sanguíneos de la retina puede tener como resultado que estos sufran una fuga de fluido o sangre. Si la enfermedad avanza se forman nuevos vasos sanguíneos y prolifera el tejido fibroso en la retina, lo que tiene como consecuencia que la visión se deteriore, pues la imagen enviada al cerebro se hace borrosa.

Es posible que en los inicios no se evidencien síntomas, dolor ni pérdida de la visión, pero a medida que la enfermedad avanza se producen cuadros graves, como el edema macular y otras complicaciones que conducen a una pérdida de visión muy importante.

Diagnóstico y seguimiento

Se deben realizar periódicamente alguno de los siguientes procedimientos: Examen de agudeza visual. Retinografía. Examen de fondo de ojo con dilatación pupilar. Angiografía con fluoresceína.

Tratamiento

Diversos estudios han demostrado que aun cuando la retinopatía diabética esté en fase avanzada, el 90% de los pacientes puede mantener su visión si siguen un tratamiento antes de que la retina se dañe severamente. El tratamiento para la retinopatía diabética puede necesitar la fotocoagulación panretiniana mediante la aplicación de láser de argón sobre las lesiones existentes.
Maculopatía
La maculopatía es una enfermedad que afecta la mácula, la parte central de la retina, generando pérdida de la visión central. Si bien no conduce a la ceguera absoluta, produce severa incapacidad para la lectura o para ver nítidamente los objetos y los colores. Esta patología es la causa más importante de pérdida de visión después de los 60 años y afecta a casi el 30 por ciento de los mayores de 75 años.
Síntomas iniciales:

Visión borrosa.

  • Incapacidad para visualizar o reconocer las caras de la gente a la distancia.
  • Dificultad en la transición entre ambientes luminosos a ambientes tenues.
  • Necesidad de luz más intensa para la lectura.
Melanoma Coróideo
La localización más frecuente de los melanomas es la coroides y, la de pronóstico más benigno, la del cuerpo ciliar. La tasa de mortalidad a cinco años por metástasis de melanoma del cuerpo ciliar o coroideo es aproximadamente del 30%, en comparación con el 2-3% que presenta el melanoma de iris. Suelen ser asintomáticos pero deben tenerse en cuenta como parte del diagnóstico diferencial ante glaucomas pigmentarios unilaterales, uveítis crónicas, endoftalmitis, desprendimientos de retina no regmatógenos o hemovítreas extensas (síndrome de mascarada intraocular). Pueden presentarse con alteraciones de la visión, dolor y/o vasos centinela epiesclerales. Para corroborar el diagnóstico biomicroscópico y oftalmoscópico resulta de utilidad la ecografía, tanto el modo A como el B. La ecografía nos permite evaluar el tamaño, extensión y altura de la lesión. La angiofluoresceingrafía nos sirve para delimitar la lesión y su patrón de vascularización. Para valorar la extensión extraescleral resulta más específica la RNM que el TAC. Y, aunque el 98% no tienen extensión al diagnóstico, es recomendable realizar una exploración general basal con exploración física completa, hemograma, marcadores hepáticos, radiografía de tórax y ecografía abdominal que se repetirá periódicamente una vez confirmado el diagnóstico. El diagnóstico diferencial entre nevus y melanoma no siempre está tan claro pero es de gran importancia dado el riesgo de enfermedad metastásica. Se considera que el crecimiento es el principal factor de riesgo de metástasis en este tipo de lesiones, pues nos indica actividad mitótica. Por ello, se han buscado indicadores de riesgo de crecimiento que nos permitan anticiparnos al mismo determinando el potencial maligno de la lesión de manera precoz. La enucleación sigue siendo la terapia de elección para la mayoría de los melanomas grandes (>15 mm), que invaden nervio óptico o producen glaucomas graves. La radioterapia (braquiterapia/haz externo con partículas activadas) ha mostrado tasas de supervivencia a los 5 años comparables a la enucleación en tumores medianos (10-15 mm) y pequeños (menos de 10mm)
Otras posibilidades son, la observación cuando el diagnóstico diferencial entre nevus y melanoma resulta difícil; la fotocoagulación; la termoterapia transpupilar (TTT); la resección quirúrgica; la exenteración, si existe extensión extraescleral masiva u orbitaria; y la quimioterapia si nos encontramos ante enfermedad metastásica. Y ya de menor relevancia, encontramos la hipertermia, la terapia fotodinámica (FDT) y la crioterapia. Con frecuencia, el manejo terapéutico conlleva combinación de varias técnicas como por ejemplo braquiterapia con I125 junto a TTT.